Tomás había decido viajar e instalarse en tierras donde la economía y el paisaje florecía, pero adoraban dioses de yeso, de palo, estatuas de madera en altares, e imágenes de todo tipo, a las cuales se les agradecía por los favores recibidos, él en su país sólo había visto a algunos hombres y mujeres en forma de muñecos que se los llamaba santos. Todo esto era contrario al pensamiento de Tomás, el era un creyente que adoraba al Dios invisible, creador de los cielos, la tierra, el mar y toda vida. Ya le habían advertido que la vida no iba a ser fácil por las costumbres de la gente de ese país, que si quería permanecer fiel a sus creencias, no debía acatar ni practicar esos hábitos. La historia se desarrolla entre Tomás y sus vecinos.
Tomás: iré a buscar comida para aliviar un poco esta fatiga y este dolor de cabeza por falta de nutrientes. Espero encontrar algo rico y no tan caro.
Despensero: buen día, qué se le ofrece joven?
Tomás: buen día, preciso alguna comida lista, como milanesas de berenjenas, o zapallitos rellenos, o pastel de papas o algo similiar.
Despensero: no tengo nada de eso, pero tengo un pollo frito con arroz, o albondigas con puré mixto.
Tomás: elijo las albondigas, y llevo 2 panes.
Despensero; perfecto, se lo caliento?
Tomás: no se preocupe, lo haré yo al llegar a casa, cuánto le debo?
Despensero: 5 libras.
Tomás: muchas gracias, hasta pronto.
Despensero: hasta luego.
De camino de regreso a su casa se encontró con unos niños que recogían leña para encender fogatas, se percató de un extraño olor a incienso en toda la cuadra y un aroma a pan horneado. Pensó que debía ser un día raro, ya que nunca veía ese tipo de cosas, niños por todos lados juntando leña, familias horneando pan e incienso por todos lados.
Tomás: Sr. Balet, qué sucede que hay tanta niños y adultos haciendo preparativos festivos?
Balet: se festeja el día de la diosa de la fertilidad y se hacen rituales a su favor.
Tomás: rituales, a su favor, o sea que creen que la diosa es la que los favorece para tener hijos?
Balet: así es, entonces se le agradece con tortas horneadas hechas con su imagen, con incienso, y se hacen fogatas en su honor.
Tomás; puedo ir a ver todo eso?
Balet: claro que sí, a las 8 de la noche empieza el festejo en la plaza principal de la ciudad.
Tomás; allí estaré.
Regresó a su casa almorzó, durmió un rato y se preparó un te.
Tomás, que era muy curioso, con esos planes de ir a mirar la fiesta a la noche, en realidad no se daba cuenta en lo que se estaba metiendo. Llegada la noche, Tomás se presentó a dicho festejo.
Vecinos; bienvenido, le queremos presentar a la diosa de la fecundidad.
Tomás; el pan y las tortas que hicieron es para la diosa?
Vecinos: es para recordarla siempre que nos nazca un hijo, es para ella, tiene su forma porque así nos pareció mejor, pruebe un poco de este pan.
Tomás; no, se los agradezco.
Vecinos: es una ofensa a nuestra diosa y a nosotros rechazar estos sacrificios.
Tomás; perdonenme pero no puedo tomarlos.
Vecinos: y entonces para qué vino a esta fiesta, solamente para mirar y luego criticarnos?
Tomás: de ninguna manera; yo no quiero ofender a nadie.
Vecinos: entonces pruebe un pedacito.
Tomás: lo haré para no ofenderlos.
Tomás probó y ellos callaron.
Vecinos: qué le parece?
Tomás: que esta bien horneado, pero ya me tengo que ir.
Vecinos; no se va a quedar a ver la fogata?
Tomás: debo irme ya, tengo apuro.
Tomás llegó a su casa y se horrorizó al darse cuenta de lo que había hecho, por no ofender a nadie, había probado pan dedicado a dioses paganos, nunca pensó que haría tal cosa, su curiosidad lo había llevado al extremo.
FIN.
Basado en Éxodo 34: 11-17; Advertencia contra la idolatría.