Hoy
llegué a mi trabajo, saludé a la gente de la línea de legalizaciones, así la
llama mi jefe Enrique, la línea hace referencia a los llamados boxes o sea
cajas de atención.
En la línea de atención estaban Violeta y Ermelinda, ellas
son las puntuales del trabajo, alguien diría que son las más responsables,
puede ser si de puntualidad hablásemos, si fuera eficiencia, también lo son.
Todos guardamos nuestros elementos de trabajo en algún cajón,
de algún escritorio en desuso, éste es mi caso, otros los guardan bajo llave en
sus boxes.
Un tiempo tuve el privilegio de tener cajón con llave, hasta
que se trabó, llamé al cerrajero, me lo arregló, pero la llave nunca más, fue,
se acabó el uso de la llave, mi cajón se volvió de uso popular. En época de
vacaciones , prefiero llevar los sellos personales a mi casa, o guardarlos en
otro lugar de la oficina, o sea encanutarlos, porque de otro modo, uno se
reincorpora al trabajo, busca sus objetos de laboral y no están, o hay algunos,
entonces surge el "nervous attack", que esto es lo que me solía
suceder a mí, hasta que aprendí, que todos acudían a mi cajón en búsqueda de
lapiceras, hojas con direcciones, tinta, fechadores y algunas otras
necesidades, porque mi cajón era y sigue siendo el cajón del pueblo estatal.
Lo cierto es que hoy cuando llegué, visualicé 2 objetos
extraños en él, raramente extraños por el sólo hecho de estar en mi cajón, se
trataba de un polvo compacto color bronce, con una brocha y una máscara de
pestañas color negra, parecían ser de una marca conocida, los envases plásticos
de éstos y los colores externos, eran demasiado llamativos, los tomé, los
revisé y los volví a dejar ahí.
Yo no uso máscara color negra, porque tengo la manía de
frotarme los ojos, como se imaginarán, debido a éste hábito me queda toda la
pintura negra sobre las ojeras y me torno en ojerosa, así que solamente uso
máscara incolora.
Respecto al maquillaje en polvo, siempre me cuesta encontrar
los tonos naturales, pálidos digamos. Dejando de lado que los colores de todas
las marcas van variando de acuerdo a la época del año, esto me mata, porque a
veces voy a buscar el típico color natural y hay todos beige o bronce o lo que
fuera, menos el que yo busco.
Así que ésos objetos no eran de mi estilo, supuse que alguien
del público se los había olvidado. También supuse que como yo siempre me
maquillo en el baño, antes de salir de la oficina, alguien pensó que eran de mi
pertenencia. Y si hubieran sido de mi preferencia no sé si los hubiera usado.
Éstos objetos estuvieron en mi cajón un par de horas, hasta
que Ermelinda me preguntó si podía revisar mi cajón, claramente respondí que
sí, y con qué se encontró, con lo que estaba buscando desde el día anterior,
sus objetos perdidos. Le tuve que explicar que alguien los había dejado allí,
supongo que me creyó, quién sabe.
Me comentó que los habían buscado entre varias mujeres el día
anterior, entre ellas, Violeta, pero no habían tenido éxito.
La emoción y el respire volvió al rostro de Ermelinda, al
darse cuenta que ya no era necesario usar la tarjeta de crédito para
recuperarlos, aunque ella misma afirmó que de otro modo, había pensado esperar
unos días hasta cobrar el sueldo y así comprarlos.
No sé qué colores se puso hoy en su rostro o qué otras
marcas, ya que las preferidas eran las olvidadas en la oficina. Tampoco sé, si
hoy vino a cara lavada a trabajar, mucho no la observé, pero lápiz labial sí
tenía puesto, lo noté cuando la saludé a la entrada.
Lo cierto es que fue presa de la desesperación, como si
hubiera sentido que perdía su belleza por éstos maquillajes. Y esto nos sucede
a la mayoría de las mujeres, sea un aro, una cadenita, un piercing, un anillo,
o lo que sea.
Sería aquello que nos acostumbramos a usar, yo le llamaría
dependencia estética y ante la ausencia de la misma surge el caos femenino.
Finalizada la hora de trabajo de Ermelinda saludó a Genoveva
y enojada le preguntó por qué no le habían enviado un mensaje avisándole que
sus cosas estaban guardadas en un cajón.
Cabe acotar que Genoveva no tenía la más pálida idea, porque
no usa maquillaje, por eso pálida, de que esas cosas pertenecían a
Ermelinda.También cuestionó a Julieta acerca de su mal proceder por no avisar
nada.
Para mí fue demasiado cómico el asunto y un tanto exagerado.
Lo cierto es que me dije que, lo único que faltaba es que se
me acusara de ladrona de maquillajes, cosa que no sucedió por suerte, porque
Ermelinda me conoce ya hace años. Pero me sentí un poquito incómoda cuando me
revisaron el cajón y los encontraron allí. Que de paso al ver que los había
encontrado, siguió hurgando a ver si encontraba algo más, pero no había más
nada, sólo había papeles.
Éste tipo de cosas suele suceder en nuestra oficina, otro día
contaré más...
Anécdota sugerida por E.B.G.
Elegí Titania tras leer a Shakespeare, en Sueño de una noche de verano, Titania era la reina de las hadas, mas allá que mi segundo nombre sea Tania y en la oficina alguien me bautizó como Titania, no soy ninguna reina. Este blog contiene relatos, algunas biografías, una novela, actos de obras de teatros, decretos, trabajos de facultad, diálogos filosóficos, religiosos, todos verídicos, excepto los sueños fantásticos.
jueves, 27 de junio de 2013
Intenté robar el maquillaje de Ermelinda
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