2do Diálogo entre Serena y Dinamita: Ella Regresó
Dinamita: Y si quiere invadir terreno afectivo de nuevo ?
Serena: por qué lo llamas invadir?
Dinamita: porque debemos ser dos, un hombre y una mujer. No dos mujeres queriendo dominar.
Serena: acaso tu dominas a tu amado?
Dinamita: intento no hacerlo, pero muchas veces lo hago.
Serena: entonces el principio de la cuestión radica en quién domina y quién no.
Dinamita: si cedo y doy lugar a ella en nuestra relación, se vuelve a entrometer en nuestros tiempos.
Serena: y cómo utilizas tu tiempo con el?
Dinamita: nos place dormir largo y tendido los días no laborables. Más que salir a pasear. No me agrada que nadie se invite a mi hogar, ni que nadie venga sin preguntar antes. Y ella tiene esas costumbres.
Serena: sabe dónde moran ustedes?
Dinamita: le pedí a el que no se lo dijera, me horrorizo esn pensar que se aparezca súbitamente. Tiempo atrás, cuando la tensión no podía mas, tocó timbre, él atendió y su madre pasó, no pude soportar su invasión y dije todas mis verdades, mi lengua fue indominable. Le pedí que se fuera, no quiso.
Serena: continúa.
Dinamita: y le dije que llamaría a la policía sino se retiraba.
Serena: supongo se retiró.
Dinamita: de mal modo, pero se fue. Tras tantas hostilidades, un día decidió mudarse a otra provincia lejos de su hijo, mostrando su despecho.
Serena: y qué consiguió?
Dinamita: consiguió darnos paz en la relación y que su hijo creciera.
Serena: y ahora ha vuelto? y por qué te preocupa?
Dinamita: porque le temo, tantas cosas no temo y creo en milagros, pero en esta en particular, soy algo débil.
Serena: qué temes?
Dinamita: temo que empiece a hacer planes con su hijo todo este tiempo que se quede, que suele ser un mes cuando viaja algún lado. Como los hacía antes, como si ellos estuviesen solos, como si ellos fuesen pareja y yo la extraña. Y deba ajustarme a los planes de paseo de ella.
Serena: estará en tu casa?
Dinamita: no, se albergará en la casa de una amiga suya.
Serena: y entonces estará lejos de ustedes.
Dinamita: no tan lejos, estará a 15 cuadras.
Serena: saldrás con ella y su hijo?
Dinamita: no me place hacerlo.
Serena: acaso tu no te estás por casar con el?
Dinamita: por supuesto que sí.
Serena: y cómo harás el día de la boda, si ahora no te animas a tratarla, ni a verla, ni a salir con ella?
Dinamita: esa es mi piedra de tropiezo cada vez que planeo el civil, esa y otras, como que no me dejan hacer una boda con vestido de novia y niños lanzando flores, ya que soy divorciada y fui yo tras la separacion la primera que engañó en la pareja.
Serena: Pero contraeras matrimonio con el, soportaras las piedras que te toque saltar?
Dinamita: supongo que lo haré. Cuál es tu consejo para mí?
Serena: la lengua áspera aumenta las contiendas, por tanto se blanda en tus respuestas. Si quieres a tu amado, hazlo sentir feliz, procura que se sienta bien, respeta a su madre aunque no merezca tu respeto. Si ella halla tiempo con su hijo sabrá que tú se lo concediste aunque tu no estés presente con ella. Si te consideras fiel y de valor, has honor a lo que tu opinas de ti misma.
Dinamita: así me considero, debo aprender que mi opinión sobre mí misma no es certera sino está garantizado por mi prójimo. Una garantía de valor y fe es lo que necesito en este momento.
Serena: por qué lo llamas invadir?
Dinamita: porque debemos ser dos, un hombre y una mujer. No dos mujeres queriendo dominar.
Serena: acaso tu dominas a tu amado?
Dinamita: intento no hacerlo, pero muchas veces lo hago.
Serena: entonces el principio de la cuestión radica en quién domina y quién no.
Dinamita: si cedo y doy lugar a ella en nuestra relación, se vuelve a entrometer en nuestros tiempos.
Serena: y cómo utilizas tu tiempo con el?
Dinamita: nos place dormir largo y tendido los días no laborables. Más que salir a pasear. No me agrada que nadie se invite a mi hogar, ni que nadie venga sin preguntar antes. Y ella tiene esas costumbres.
Serena: sabe dónde moran ustedes?
Dinamita: le pedí a el que no se lo dijera, me horrorizo esn pensar que se aparezca súbitamente. Tiempo atrás, cuando la tensión no podía mas, tocó timbre, él atendió y su madre pasó, no pude soportar su invasión y dije todas mis verdades, mi lengua fue indominable. Le pedí que se fuera, no quiso.
Serena: continúa.
Dinamita: y le dije que llamaría a la policía sino se retiraba.
Serena: supongo se retiró.
Dinamita: de mal modo, pero se fue. Tras tantas hostilidades, un día decidió mudarse a otra provincia lejos de su hijo, mostrando su despecho.
Serena: y qué consiguió?
Dinamita: consiguió darnos paz en la relación y que su hijo creciera.
Serena: y ahora ha vuelto? y por qué te preocupa?
Dinamita: porque le temo, tantas cosas no temo y creo en milagros, pero en esta en particular, soy algo débil.
Serena: qué temes?
Dinamita: temo que empiece a hacer planes con su hijo todo este tiempo que se quede, que suele ser un mes cuando viaja algún lado. Como los hacía antes, como si ellos estuviesen solos, como si ellos fuesen pareja y yo la extraña. Y deba ajustarme a los planes de paseo de ella.
Serena: estará en tu casa?
Dinamita: no, se albergará en la casa de una amiga suya.
Serena: y entonces estará lejos de ustedes.
Dinamita: no tan lejos, estará a 15 cuadras.
Serena: saldrás con ella y su hijo?
Dinamita: no me place hacerlo.
Serena: acaso tu no te estás por casar con el?
Dinamita: por supuesto que sí.
Serena: y cómo harás el día de la boda, si ahora no te animas a tratarla, ni a verla, ni a salir con ella?
Dinamita: esa es mi piedra de tropiezo cada vez que planeo el civil, esa y otras, como que no me dejan hacer una boda con vestido de novia y niños lanzando flores, ya que soy divorciada y fui yo tras la separacion la primera que engañó en la pareja.
Serena: Pero contraeras matrimonio con el, soportaras las piedras que te toque saltar?
Dinamita: supongo que lo haré. Cuál es tu consejo para mí?
Serena: la lengua áspera aumenta las contiendas, por tanto se blanda en tus respuestas. Si quieres a tu amado, hazlo sentir feliz, procura que se sienta bien, respeta a su madre aunque no merezca tu respeto. Si ella halla tiempo con su hijo sabrá que tú se lo concediste aunque tu no estés presente con ella. Si te consideras fiel y de valor, has honor a lo que tu opinas de ti misma.
Dinamita: así me considero, debo aprender que mi opinión sobre mí misma no es certera sino está garantizado por mi prójimo. Una garantía de valor y fe es lo que necesito en este momento.