domingo, 21 de julio de 2013

Mar, el rescatador

Mar es un conocido, pero lo vi varias veces en la iglesia, es un chico de mi edad bastante sencillo, su hablar es suave y pausado, es un poco tímido, delgado, morocho, unos 10 cm. más alto que yo, es descendiente de alemanes.
Hace meses me había invitado a salir, si bien en un momento estuve  por acceder, nunca se había concretado ninguna salida, ya que cuando estuve a punto de aceptar, reapareció mi ex e intentamos volver a salir como novios, pero no funcionó.Así que tuvieron que pasar 4 meses más para que mi mente se despejara.
Mar es un cristiano Adventista desde que nació, yo no. De hecho, hace mucho tiempo que no asisto a la Iglesia, así que algunas cosas que había aprendido, las he desaprendido.
Ayer, Día del Amigo, salí con él: cena, cine y shopping. Durante la cena antes del cine, cada uno habló de su vida, pero a mí me pareció que él no sabía que yo estaba casada, sólo sabía que estaba separada hace un año y medio.
Para un creyente practicante como él, esto es un tema complejo, ya que no estoy divorciada. Creía que era como una herejía, pero ya no lo es, porque me tocó vivirlo. ¡Qué increíble!, yo antes era hábil para exhortar, enseñar y juzgar a los demás porque yo me sentía santísima. Hasta que el Altísimo permitió que me sucediera lo inesperado.
Esto es algo que no entiendo hasta el día de hoy. Me refiero a la separación vivida. La cuestiono, intento no pensar en ella para no sufrir, porque si me pongo a recordar a mi hombre amado, concluyo que lo sigo queriendo. Pero él dejó de amarme.
Por estos motivos, desde el año pasado empecé a cambiar mi modo de pensar y de actuar; de la soledad pasé a la compañía, pero como hasta ahora no encontré nada, ni nadie en serio, me limité a dejar las relaciones sentimentales.
Mar sería el rescatador.Yo, la oveja extraviada. Aunque hoy en día, soy más una cabra que una oveja.
Me dispongo a hacer cosas que antes no hacía, ya que vivía inmersa en la religión. Pero me refiero a cosas cotidianas, nada grave o pecaminosas. Aunque admito que me siento un poco liberal, ya no tan conservadora.
Anoche, Mar me dijo que él no solía intentar cambiar a las personas, que las personas son y nacen de un modo tal que es propio del genoma humano. Igualmente, no son los hombres los que intentan modificar a las mujeres, sino las mujeres a los hombres.
No sé por qué me expresó esa idea. Supongo que le debe haber sucedido con alguna novia.
En un momento de la charla, me preguntó sobre lo que más le intrigaba de mí. Quiso saber por qué no iba más a la Iglesia. Le expliqué mis causas. Entre ellas, la más importante es no entender por qué Dios permitió que mi esposo me dejara, ya que la Biblia dice que Dios permite tanto las cosas buenas como las malas. Por ejemplo, sucedió en la vida de Job. El Supremo permitió que el diablo le hiciera maldades a Job, como perder a sus hijos, sus posesiones terrenales y lo enfermó de lepra. El objetivo de Lucifer era que negara a Dios, pero no lo logró. Pasado un tiempo, Job fue curado por Dios de la lepra y asunto terminado.
Lamentablemente, yo no pude, ni puedo soportar esa prueba. Estuve casi once años con Vic.
En mi vida de cristiana practicante, soporté que mi mamá enfermara y que muriera clínicamente hablando, y me alegré cuando ocurrió un milagro y volvió a la vida. Soporté cuando me pusieron un arma en la nuca en un robo, cuando estuve sin trabajo mucho tiempo y otras cosas más. Siempre mantuve mi fe.
Mar me explicó que lo que yo estoy viviendo se llama rebeldía, pero le contesté que lo llamase como quisiera.
Esto no significa que yo me haya vuelto atea o agnóstica, o que insulte a Dios.
Sólo que como no hallo respuestas del por qué, ni del para qué, no puedo avanzar y lanzarme de nuevo al redil. Siento la injusticia viviendo en mí y no me parece correcto.
Mar me dijo que había cosas peores que las mías. Pero él lo mira desde afuera. Únicamente cuando a uno le suceden, es cuando las comprenden. Él no vivió tantas pruebas como yo, no me comentó ninguna terrible. Así que no creo que pueda entenderme.
Tampoco pretendo hacerme la mártir, pero de algún modo siento eso.
Si existiera una futura relación sentimental con Mar, no sé si logrará rescatarme.De todos modos,  yo tampoco quiero que se me obligue. Me recalcó que no era su estilo cambiar el modo de pensar de las personas, pero yo sé que a él le gustaría que yo estuviese concurriendo a la Iglesia. Hoy en día me convertí en otra persona, una que tuvo que modificar sus conductas y modos de pensar para no sufrir tanto.
Mar, debo decirte que me agradó la salida y tu caballerosidad a cada instante. Ya me había olvidado que existían hombres como vos.
Antes de que nos encontráramos, te subestime. Luego de conversar, cambié un poco mi idea acerca de vos. Además, observé tus acciones y reacciones ante el público femenino, te creí óptimo en ese sentido. La verdad nunca se sabe hasta conocer bien a la persona. Pero si sos así como ayer, estarías un poco más cerca de mi ideal masculino.
Debiera anticiparte, por ejemplo, que me a mí me gusta mucho la música internacional y que si me dan ganas de bailar o saltar cuando la estoy escuchando, lo hago. Te lo aclaro porque anoche cuando pasamos cerca de la pista de baile del shopping y yo me acerqué a ver qué era lo que estaba sucediendo allí, me contestaste que ese no era el lugar que buscabamos y me alejaste como escapando de Sodoma y Gomorra.
Te aclaro que no voy a una disco desde que tenía dieciséis años, pero reconozco que me gusta bailar; si hay casamientos con baile me prendo sin problemas, incluso quiero aprender a bailar rock.
Yo sé que vos sos adventista de cuna, y este tipo de cosas nunca probaste, lo que te hace ser un poco más ingenuo, quizá algo más puro o santo que yo.
Aunque yo ya no soy puritana como antes, y me siento bien con mi nueva forma de pensar porque no acuso tanto a la gente. Antes no me sentía una ciudadana apta para este mundo, sentía que debía recluirme, apartarme como suelen hacer algunos.
Tiempo, mucho tiempo atrás, años digo, vivía pensando y obrando el bien. Yo anhelaba ser quitada de esta tierra como Enoc, que fue arrebatado de esta tierra sin llegar a morir, ya que vivía en constante comunión con Dios.
Si me hubieras conocido, entenderías ahora el porqué de mi cambio.
No quiero decir que este estado sea el mejor o el más apropiado, quizá sea un período de transición.
Lo único que espero es que no hagas juicios a priori, sino que te dediques a observar, conocer y tratar de entender el por qué de determinados comportamientos.
Dijiste que buscabas a alguien de tu misma fe  y que por eso, habías dejado a tus otras novias.

Debo decirte que tener culturas religiosas similares es lo más propicio, pero no siempre resulta efectivo.
Yo pensaba que si elegía a alguien del redil, sería lo más acertado para mi vida y nunca sería una tragedia, ya que quien conoce o cree en Dios, sabe que él es un ser de amor y perdón. Por consiguiente, las posibilidades de fallar como parejas serían ínfimas o casi imposibles.
Mi experiencia dice que no es así. De hecho, hay estadísticas  que señalan que la mayor cantidad de divorcios que se producen, son de parejas cristianas. Cuando debiera ser al revés. Me refiero a que si uno practica la religión, debiera ser consecuente con sus actos. Pero no siempre sucede así.
Ojalá fueras mi ángel y lograras conducirme al bien supremo de nuevo, o por lo menos lograras aceptarme como soy ahora, y aún así decidieras amarme...



Dedicado a M.R.

Editor: J. S.